domingo, 24 de febrero de 2013

22. Estaciones


Vivo en Los Teques, estado Miranda y trabajo en un colegio del municipio Chacao. Si les quisiera hablar de distancias entre mi casa y mi trabajo les puedo decir que cada mañana me levanto a eso de las 4:30 a.m. y para estar puntual a las 7:20 a.m. en mi trabajo debo pues, estar a eso de las 5:15 a.m. en la estación Alí Prímera, de allí recorro media ciudad caraqueña, paso de una línea a la otra en alrededor una hora, dos transbordos  y veintidós estaciones.  Normalmente cuando tomo el metro busco poder sentarme ya que si contamos ese recorrido por ida y vuelta cinco veces a la semana, algo cansa ¿no?
Ese tiempo lo invierto en corregir exámentes, releerme El Principito, maquillarme, dormir o escuchar música.
En mi recorrido logro sentarme en algunos casos pero normalmente el tiempo apremia así que he logrado en justo al final de cualquier vagón recostarme de la pared-puerta del metro, allí descanso, mientras finalmente llego a mi lugar de destino.
Allí las conocí a ellas, dos mujeres que venían al igual que yo con deseos de poder ir sentadas en aquel recorrido de veintidós estaciones  pero demasiado apuradas como para esperar. Una de ellas nunca supe su nombre pero sí que era joven y algo le dolía.
No voy a caer en aquellas clases de ética  del metro de ¿cómo era posible qué nadie le diese el puesto? ¿Acaso nadie ve que aquella mujer le dolía la pierna? En fin, aquél que se queda dormido o no le da el puesto no es ya de mi interés… me arrimo un poco y ella toma el pseudo puesto improvisado con la pared-puerta del metro mientras arrimo unas bolsas y mi bulto que también necesitaban recostarse.
-          Ay, Jhonathan se fue en el vagón anterior a ver si llega. Los Guardias son así, si llega tarde lo dejan pasar pero igual lo ponen inasistente ¿te sigue doliendo, mi negra?
-          Sí, como que me voy a sentar un poco- Se recuesta de la pared-puerta en cunclillas-
No me acuerdo mucho de qué hablaban pero sin ningún remedio no podía dejar de fijarme en ella, joven y morena… iba en aquel metro con un gran dolor esperando de alguna manera poder sentarse o quizás calmar esa dolencia… por mi mente pasaba ¿será que se baja en Maternidad? ¿Se habrá caído?
-          Coño, este carajito no ha llegado… lo van a reportar, ya la directora lo amenazó con no dejarlo entrar más-
Finalmente alguien se baja y ella logra sentarse, sonríen y ya a mí me incluyen… luego de tanto mirarla y tratar con mis miradas ayudarla a calmar el dolor somos cómplices en el recorrido.
Ella se sienta y ahí, como con un deseo de contarme la historia que está detrás, leyendo mi mente curiosa, la vecina me lo dice todo:
-          Tiene 33 años y tiene cáncer, le diagnosticaron cáncer de mamas pero ya lo tiene todo esparcido por los pulmones, cerebro y estómago-
-          ¿Cómo? Pero, si solo tiene 33 años-
-          Sí, es joven (con los ojos llorosos) pero ya no podemos hacer nada, entre los vecinos la ayudamos ya que no tiene más familia… su mamá se murió el año pasado de un infarto.
-          ¿Y ahora qué hacen?
-           Bueno,  vamos rumbo a la avenida Urdaneta para el Padre Machado, el embarazo le adelanto el cáncer como tres años.
-          ¿Embarazo?
-          Sí , tiene cuatro chamos, los hombres no se hacen cargo y el recién nacido no quiso presentarlo y como ya sabemos qué le espera una vecina lo llevó al Registro-
-          ¿y el resto de los niños?
-          Bueno los de dos y tres años logramos hablar con la mamá del hombre para que se quede con ellos y la de nueve estamos haciendo los trámites en la LOPNA para poder quedármela.
El llamado de Zona Rental nos avisa el final del recorrido y la señora termina diciéndome que ella no sabía cuan avanzado tenía el cáncer y por ahora le ha dicho que viva cada día como el último…  y  a mí me dejó algo en qué pensar durante todo el día. Falta de medicina preventiva, el derecho de aquella mujer de estar con sus hijos, falta o exceso de no sé qué...muchas preguntas que no terminan.
Nos despedimos  y la vecina me da una mirada con un Dios te bendiga, ella solo sonríe ignorando aquella conversación.
Otro día continúa y ya con eso para mí es suficiente. 

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